Así es… si os parece
Nicola Gai y Alfredo Cóspito
fueron detenidos el 14 de septiembre de 2012, acusados de ser los autores de la
lesión al director ejecutivo de Ansaldo Nucleare, Roberto Adinolfi, hecho
realizado en Génova el 7 de mayo de 2012 y reivindicado días después por el
núcleo Olga FAI/FRI . La Fiscalía de Génova –los fiscales Silvio Franz y Nicola
Piacente– solicitó su detención por atentado con fines terroristas (artículo
280 del Código Penal italiano) motivando la solicitud de prisión preventiva de
los dos compañeros basándose en un marco probatorio que “justificaría” el
peligro de fuga y la reincidencia (el propio interés/conciencia de ser
investigados se convierte instrumentalmente en indicio de culpabilidad, la
solidez de sus principios anarquistas se convierte en señal de peligrosidad).
La Fiscalía de Génova ya había
solicitado una orden de detención, rechazada el 11 de julio por el juez de
instrucción por la inconsistencia del marco probatorio, usando sus mismas
palabras: “en particular, el juez de instrucción consideraba insuficientes los
resultados de la comparación realizada por la Policía Científica en relación
con la correspondencia de los fotogramas recogidos en la calle Galata y las
características fisonómicas de los dos sospechosos”–del dictamen del juez de
instrucción de Turín que cita a su colega genovés. Después de dos meses y mucho
trajín para los carabinieros del ROS y la DIGOS (policía política), “citados”
por la Fiscalía genovesa en septiembre llegan las detenciones: el peligro de
fuga lo pone en evidencia el juez de instrucción solo para Alfredo, el riesgo
de reincidencia para los dos, los informes de la RIS (policía científica) y de
una empresa privada de tratamiento de imágenes se adaptan finalmente a los
deseos de la Fiscalía. A las detenciones efectuadas, se suma un puñado de
elementos para uso de los massmediáticos (no vaya a ser que se queden sin
noticias de la policía los periodistas carroñeros de turno): Ropa, impresoras,
cascos incautados durante los registros asumen el honor de indicios a pesar de
no concordar in primis con los propios testimonios emitidos por los testigos,
además de no corresponder ni siquiera con los informes de los propios
investigadores (procedimientos de este tipo sirven, sobre todo, con los compas
en aislamiento y en custodia cautelar, para alargar los tiempos de fijación del
juicio y enturbiar las aguas). No faltan los efectos involuntariamente cómicos,
el magistrado, qué bueno que es, no autoriza, solicitado por los fiscales, la
búsqueda de trazas de ADN de los sospechosos sobre un casco incautado en casa
del propio sospechoso… Por otro lado, vivimos en un país donde la RIS se ha
convertido en protagonista de una serie de televisión, ¡hagamos trabajar a esos
técnicos!
De hecho, Nicola y Alfredo son
dos anarquistas, dos revolucionarios, ya varias Fiscalías les han sido
investigado por el 270bis en suelo italiano, más allá del “currículum de base”
de cualquier anarquista, denuncias y/o condenas por manifestaciones, bloqueos
de carreteras, resistencia, atentado, ocupaciones, insumisión a la mili, etc.,
etc. A esto se añade la redacción y/o distribución de un periódico, el KNO3, y
de otras publicaciones en el curso de los años. Por el KNO3, Alfredo y yo
estamos en juicio en Perugia, junto con otros compañeros, en la operación
Shadow, la fiscal Comodi (la misma marioneta psicópata de los ROS que ha
firmado la, así llamada, operación Osadía que el 13 de junio de este año llevó
al arresto de 8 anarquistas, todavía encerradxs en las cárceles italianas,
divididos entre el femenino de Rebibbia y el AS2 de Alessandria, así como de
investigar a otrxs compas indómitxs ya encerradxs en las cárceles suizas,
alemanas y griegas). El proceso de Perugia se construye en la línea de conducta
de otras operaciones conjuntas, más conocidas, de los ROS y la magistratura, el
proceso Marini in primis, con una publicación anarquista que se convierte en
“órgano clandestino” de la asociación subversiva de turno y el intento de meter
en el mismo barco a compas que no se frecuentan y que, muchas veces, ni
siquiera se conocen (es más, ¡ahora sabemos que se conocen porque se
encontraron en el mismo régimen de alta vigilancia!).
De hecho, como anarquistas
siempre nos hemos interesado y hemos comentado las operaciones represivas en
curso, nos hemos alegrado con la noticia de acciones y la lectura de escritos
particularmente interesantes, hemos frecuentado y frecuentamos otrxs
compañerxs, hemos anunciado públicamente en las páginas del movimiento las
atenciones de los esbirros, los sistemas de seguimiento y acecho, además de
bromear en privado, conscientes, sin embargo, de que el persistir en las
propias ideas es un peligroso indicio de una irreductible antipatía de un
existente en el que no nos reconoce. El resto es el corolario típico de este
tipo de operaciones, un uso pseudo-científico de la tecnología, que se muestra
tan inestable como instrumental, tan instrumental como cualquier arma en manos
del poder, el uso indiscriminado de escuchas ambientales, donde se corta y se
cose cualquier frase para adaptarla a la hipótesis de la investigación, en un
desprecio absoluto a la lógica y la inteligencia, el vano intento de poner
nerviosos a los compañeros a través de meses de aislamiento, con la censura de
la correspondencia y la falta de comunicación con el exterior, el vano intento
de desalentar la práctica y las relaciones solidarias haciéndolos susceptibles
de otras investigaciones o englobándolos en la misma.
En noviembre, la Fiscalía decidió
el sobreseimiento del sospechoso en libertad –la abajo firmante– para poder
proceder con más rapidez en la fijación del juicio contra Nicola y Alfredo, sin
correr el riesgo de que los excarcelen por alcanzar los plazos de vencimiento,
continuando imperturbable la investigación sobre quien está en libertad.
Después de dos meses de
aislamiento en la prisión de San Remo, tanto Nicola como Alfredo fueron
trasladados a Alessandria, ha caducado tanto el aislamiento como la prohibición
de reunirse entre ellos, quedan la censura de la correspondencia y las
limitaciones del régimen de Alta Vigilancia, ahora se encuentran en el AS2, en
compañía de otros anarquistas, entre los que están Alessandro, Sergio, Stefano
y Giuseppe en prisión preventiva por la Operación Osadía, mencionada
anteriormente, y otros compas que cumplen sentencias firmes. La llegada a Alessandria
fue recibida con una concentración solidaria: entre consignas, fuegos
artificiales y espontáneos saltos sobre la red, queda tangible la conciencia de
una oposición firme a la cárcel Moloch.
El juicio contra Alfredo y Nicola
aun no se ha fijado, para llegar al envío del juicio los fiscales aún están
esperando los resultados de una serie de peritajes y evaluaciones técnicas que,
como siempre, se alargan o acortan ingeniosamente según sus objetivos (por
ejemplo, tardando 90 días para la duplicación de los discos duros de los
ordenadores incautados, una operación que no requiere más que unas pocas horas
de trabajo).
Más allá de este proceso, es
interesante tomar nota de algunas de las prácticas investigadoras/represivas
puestas en marcha, además de las usadas habitualmente, comunes desde hace
muchos años y muchas veces denunciadas, de escuchas telefónicas, telemáticas y
ambientales, al seguimiento con sistema GPS de los movimientos del coche y del
posicionamiento de los teléfonos móviles, a las cámaras posicionadas para
capturar la entrada de las casas y puestos de trabajo, a la utilización de
perros y detectores de metales durante los allanamientos, las novedades parecen
ser varias: la solicitud para utilizar cámaras ocultas dentro de las casas de
los sospechosos, esta vez negada en un espasmo de garantismo de la intimidad
(¡sic!), pero se puede esperar que no falten jueces dispuestos a firmar el
permiso para hacerlo y el uso del micrófono del ordenador portátil como micro
espia ambiental que permite “la grabación de las comunicaciones entre los
presentes que se encuentran en las inmediaciones del aparato tecnológico” en
nuestro caso la primicia tecnologíca ha llevado a escuchar: la duda hamletiana
sobre dónde habrían metido el micrófono esta vez (después de haber encontrado
los otros más tradicionales), la queja de lo ingobernable y lenta que se había
vuelto la navegación en Internet, además de los habituales comentarios sobre la
noticias leídas en internet y los rituales insultos a los investigadores. De
todas formas, esto hace pensar en cómo los nuevos gadgets tecnológicos: iPhone,
smart phone, tablet, etc. se puedan utilizar fácilmente con fines represivos.
Estas pocas líneas no desean
exprimir en un breve resumen una historia represiva que todavía sigue abierta,
sin embargo, considero útil hacer circular lo dicho anteriormente y que
quienquiera haga un buen uso de ello.
Por mi parte, en estos tiempos en
los que los procedimientos por delitos asociativos continúan lloviéndoles a lxs
anarquistas, donde la Ministra del Interior se apresura a rogar a lxs
estudiantes que no salgan a la calle con un casco en la cabeza, donde el estado
de bienestar se cae a pedazos, donde el Estado siente la necesidad de
alimentarse hasta de la venganza por los disturbios de la cumbre del G8 en
Génova aplicando penas “ejemplares” de décadas a lxs manifestantes, donde las
certezas represivas del dominio se estrellan con una realidad hecha de
tumultuosas y multiformes experiencias de lucha, tiene cada vez más sentido
reiterarles a ellos y a todxs lxs compas revolucionarixs en Italia y en el
mundo: solidaridad y complicidad.
Anna Beniamino