El 19 de Noviembre la compañera Gabriela Curilem decide poner fin a sus
más de 2 años de clandestinidad presentándose ante el tribunal por una orden de
detención que mantenía bajo la ley antiterrorista por el denominado “Caso
Bombas”, donde se le acusaba de ser parte de una Asociación Ilícita Terrorista
y financista de la misma.
Tras permanecer esperando cerca de 6 horas retenida en el Tribunal,
finalmente a las 14:30 hrs se realizo la esperada audiencia contra la
compañera. De todos los querellantes presentes en la causa solo acudió el
ministerio publico (Fiscalía) representado por el mercenario a sueldo de Victor
Nuñez, miembro de la fiscalía sur quien llevo adelante todo el juicio y proceso
por el “Caso Bombas”.
El fiscal quien durante dos años busco cuanta prensa y pantalla para
condenar a los 14 compañeros, esta vez solo señalo escuetamente que no
perseveraría contra la compañera ya que no había antecedentes (¿Alguna vez los
hubo?). Finalmente se cerro la causa contra la compañera.
Pendiente quedo otra causa judicial contra Gabriela, que involucro-en su
momento- a otros compañeros del C.S.O Sacco y Vanzetti por una agresión a
un miembro de la Policía de Investigaciones tras resistir el Allanamiento del
11 de Diciembre del 2009, sin embargo esta se presenta como una causa menor en
comparación con los delirios terroristas de la fiscalía.
¡Saludos y cariños a la compañera Gabriela quien por fin puede
encontrarse con sus seres queridos tras una forzada ausencia de 2 años por las
maquinaciones del poder!
(A continuación un escrito de
Gabriela antes de la Audiencia de hoy)
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Agitando las alas más allá del Caso Bombas.
Una misiva de persistencia y
un llamado a continuar el combate.
Mas de dos años han pasado desde
que se inició la cacería sobre un grupo específico de personas, buscando
golpear y amedrentar a un entorno multiforme de compañerxs antiautoritarixs y
anárquicxs.
La operación, encabezada por un
fiscalillo adicto a las luces del espectáculo, logró en su día peak la
detención de 14 personas de diferentes corrientes y círculos, con allanamientos
televisados de por medio.
Se iniciaba entonces la
judicialización de un caso que llevaba años de investigación a cuestas, sin
lograr aportar antecedentes sobre las colocaciones de artefactos explosivos y
con la interrogante abierta sobre sus autorxs.
Evidentemente el nuevo escenario
judicial estuvo plagado de arrogancia, frases rimbombantes, organigramas,
supuestos puestos de poder y centenares de volúmenes investigativos que
pretendían sepultar a lxs compañerxs bajo el peso asfixiante de las condenas.
Pero no todo salió como estaba
previsto. La arrogancia policial no logró cerrar el círculo sobre todxs esa
madrugada del 14 de agosto de 2010. A mi no me agarraron, ni en los días
previos a la formalización, ni en las semanas que siguieron, ni en los meses y
los años que lleva ya este proceso decadente, plagado de mentiras e infamias.
Paradójicamente se demuestra de
ese modo que el Poder nunca es todo lo poderoso y omnipresente que se
auto-proclama. Siempre quedan rendijas por donde atravesar el escenario ya
dispuesto, tenemos que encontrarlas, crearlas, pero nuestro esfuerzo tiene que
apuntar en ese sentido.
Así inicié el camino de las
sombras, de la noche a la mañana, de un momento a otro. Me habían robado la
vida, en términos humanos y materiales. Ilegalizaron mis vínculos y
criminalizaron mis lazos políticos y afectivos.
Se me asignó un rol dentro de la
organización ilícita terrorista, creada en las oficinas de la fiscalía Sur.
Inventaron un guión decadente y delirante, como película de espionaje de bajo
presupuesto. Buscaban reverdecer laureles y terminaron con la corona podrida en
la cabeza.
El Juicio por el caso Bombas y sus consecuencias, me enfrentaba a dos
caminos, entregarme a la prisión o huir.
Para mi entregarme era
precisamente eso en toda su magnitud: entregarme a los designios del poder, a
sus mentiras, ritmos y tiempos, asumir ser parte de ese tablero de infamias y
roles. Esa es una evaluación personal, no condeno a quiénes en otras
circunstancias evalúan aparecer en medio de un juicio, quizá porque comprendo,
más allá de cualquier consigna, que huir tiene un costo altísimo y miles de
detalles que permanecen invisibles para los ojos del resto. En definitiva, no
es este acto el que determina nuestro compañerismo.
Entonces yo opté por huir y la
balanza se inclinaba hacia esa opción porque no podía olvidarme que en ese
mismo instante que yo hacia mis evaluaciones, tenía a un grupo de compañerxs
durmiendo en celdas de aislamiento, que habían sido arrastradxs hacia allá de
improviso, sin posibilidad de optar y mucho menos decidir.
Pero de igual forma el sendero de
la huida seguía siendo una posibilidad impuesta. Continuaba de igual
manera siendo el robo de mi vida, la coartación de mi libertad y la restricción
de mis pasos. Lo dejé en claro en un escrito pasado, no había elegido la
clandestinidad como forma de vida, de haber sido así no habría vivido donde
viví, ni me habría relacionado con quienes me relacioné.
Entonces con el pasar de los
meses se dejó ver la petición de las condenas, 13 años de cárcel para el cargo
de financiamiento y cerca de 20 años para los cargos de colocación de
artefactos explosivos. Ahí estaba la venganza de los poderosos y ahí también estaba,
la frente en alto de mis compañerxs, fuertes y firmes en sus convicciones.
Con el correr de los meses,
huelga de hambre de lxs prisionerxs de por medio, más movilizaciones dentro y
fuera de las cárceles, el juicio comenzó a desmoronarse. Ante esto soy clara,
no tengo absolutamente ninguna confianza en la justicia de los poderosos, el
derrumbe del caso se debe más bien a la patética calidad de las mentiras y lo
burdo del proceso, que a la buena voluntad de algún tribunal.
Finalmente y tras dos largos años
el caso se cerró, la sentencia fue la absolución, todos los cargos fueron
desestimados y todxs mis compañerxs están hace un tiempo en la calle. Entonces
mi camino por este sendero llega hasta aquí.
Esto no es el final de mi
decisión de luchar, es simplemente un cambio de escenario, para mi el horizonte
permanece igual.
No me rendí, no me abandoné, no
me derrotaron y entonces se anula el efecto que el golpe represivo buscaba
conseguir. Sigo con mis convicciones intactas y le sumo a eso el sabor de la experiencia.
Afirmo mi posición contra el
Estado desde la experiencia misma de haber recibido sus embestidas y seguir
luchando. Asumí las consecuencias de las palabra dichas y aún tengo el coraje
de decirlas, anulo así las consignas y las transformo en vida contra la
dominación.
Esa es la dignidad, que sé que
comparto con quienes sobreviven el encierro en las diferentes cárceles del
mundo. En quienes puedo percibir que permanecen intactas no solo sus ansias de
libertad, sino que también su ferviente deseo de la creación de un mundo sin
autoridad.
Compañerxs que pese a las
condiciones más adversas siguen reivindicando sus ideas, rompiendo la norma del
silencio servil. Gritando aún a costa de más y más sanciones, luchando, en el
campo mismo de la batalla y no desde la abstracción de la teoría o la frase
poética, no desde la comodidad de la calma y el resguardo.
Y bueno aquí estoy, a horas de
enfrentarme cara a cara con las personas que pusieron precio a mi cabeza,
ilegalizaron mis relaciones y me cercaron el camino. Como termine todo esto es
un misterio, será siempre un riesgo que levanten más y más inventos, pero por
evitar aquello no me voy a pasar la vida huyendo.
Me robaron la vida y yo doy un
paso más hacia recuperarla, lo hago a mis ritmos, mis tiempos y cuando yo
lo decido, reafirmando el hecho de que no pudieron dar conmigo, no tuvieron la
victoria de cazarme.
Y puede ahora que enfrente la
prisión pero tengan claro que lo haré con la frente en alto, sin una pizca de
dolor o miedo, con la mente puesta en desenvolverme a la altura de las
circunstancias, como debe ser el mensaje para cada corazón que se plantee
contra toda autoridad.
Bien vale recordar que allá en
las sombras permanecen otras personas, cuyo olvido solo complace a los
poderosos, pero tengan en claro que una persona que huye necesita mucho más que
su nombre en el saludo, en el pensamiento mirando al cielo o el rayado en la
pared. Es un proceso más complejo el acto de solidarizarse, principalmente
cuando una persona que huye saca la voz, lo que necesita es que no haya más
silencio y que se tenga la capacidad de confrontar las ideas e intercambiar
posiciones.
Cada caso dependerá de si fue
libremente elegido o una opción a partir de una imposición, como sea, mi saludo
solidario se extiende hacia cada unx de ellxs, intentando incrementar su
fuerza.
Estos años solo fortificaron en
mi el deseo de la creación de un mundo sin autoridad, sin opresores y
oprimidxs, sin privilegios ni relaciones de poder.
Y comprendí que siempre habrá
seres serviles, desleales, rastreros, cobardes e indignos, pero también existen
personas solidarias, plagadas de voluntad, valientes, leales y sobre todo
dignxs. Esa diferencia de caminos es una elección personal, una decisión que
solo nos compete a nosotrxs, no acepto las excusas que algunxs levantan,
atribuyéndole al Estado y a sus estrategias represivas la elección de
cualquiera de los caminos.
La solidaridad para mi no es un
acto de un momento específico, es un modo de enfrentar la vida, independiente
de las jugadas y estrategias del Poder.
Lxs animo siempre a seguir
luchando… siempre se puede, por más terrible que se vea la noche.
Mi saludo y fuerza a los
compañeros en espera de juicio, tanto a los compañeros del caso security como a
Hans y especialmente a Tortuga, que este mismo día sabrá si reabren su juicio o
no.
Extiendo mi fuerza hacia lxs
compañerxs prisionerxs en tierras cercanas, tanto en Argentina, México (a Mario
“Tripa” y a Felicity, quien se encuentra en las sombras) y también Bolivia,
cuyo caso exige nuestra solidaridad y reafirma nuestro digno sentir anárquico,
fuerza compañero Henry.
Mi abrazo hacia lxs compañerxs
dentro y fuera de las jaulas en Italia, Grecia, Indonesia, Rusia y Bielorrusia,
España, Alemania y Suiza.
Seguimos de Pie.
Gaviota.