Don Teodoro Ribera,
ministro de Justicia,ex-colaborador de la dictadura militar y ex-miembro
directivo de una Universidad privada acusada de lucrar y vulnerar la ley que él
mismo se supone debiera defender, ha vuelto a hacer de las suyas, lanzando
frases para el bronce que en cualquier parte del mundo serían un escándalo,
pero que en el gobierno de los gerentes son cotidianas.
A propósito de la muerte de un
policía en la comuna de Quilicura la noche del 11 de Septiembre de este año,
don Teodoro ha clamado por condiciones carcelarias más duras para los menores
de edad recluidos en centros del Sename, señalando que “no se rata de blancas
palomas”. En rigor, no es primera vez que altos funcionarios del dominio salen
con perlas como esta, que revela además que en un Estado capitalista los niños
pobres dejan de ser niños(as) y pasan a ser “delincuentes”. Recordemos -además-
que el terrorista de terno y corbata, ministro del interior, Rodrigo Hinzpeter,
ha dicho anteriormente que espera que los autores del atentado incendiario al
automóvil del rector de la USACH sean atrapados para que se lleve a cabo
la “venganza de la justicia”, sentando innovadores principios para un
nuevo estado de derecho que más parece “estado de derecha”. Esa, en todo caso,
no es la más buena del Sr. Hinzpeter, ya que de antología por su sinceridad y
capacidad para hablar las cosas por su nombre sin adentrarse en alambicadas
teorías sobre el Estado y el bien común, es cuando señaló que “es más grave
asesinar a un carabinero que a un ciudadano común”. Todo ello deja de ser
anecdótico cundo vemos la actuación práctica del ministro en la gestión del
terrorismo de Estado: La represión anti anarquista; caza de brujas a los okupa
y su criminalizacion mediática; ofensiva anti mapuche allanando comunidades,
golpeando ancianos, baleando niños mapuche, gaseando sus viviendas. Sin duda,
hablamos de un terrorista de tomo y lomo, con el arma cargada y patente de
corso para matar como lo ha verificado el pueblo baleado en Aysen y Freirina,
los estudiantes golpeados y vejados por la policía de Hinzpeter y los
familiares de Manuel Gutierrez.
Lo de Don Teodoro es más sutil
que el Sr.Hinzpeter. Lo suyo son las metáforas poéticas y alusiones bíblicas a
las “Blancas palomas”.
Aunque a don Teodoro a veces le
gusta hablar golpeado, siempre detrás de un gran numero de policías y
carceleros por supuesto, como en la Penitenciaria inaugurando la instalación de
antenas inhibidoras de teléfonos celulares, cuando señaló que las reglas las
van a poner las “personas de bien”, aunque los últimos 40 años de la historia
del país no le den la razón y las reglas las pongan los patrones, los dueños de
los diarios y los torturadores, a menos, claro, que don Teodoro considere que
la gente de bien son los genocidas.
Pero volviendo a las palomas de
Don Teodoro, el verano pasado a propósito de un intento de fuga en la cárcel de
Talagante en que un preso resultó muerto por disparos de gendarmería y otro
herido, recordó que los funcionarios cumplieron con su deber y que “no se trata
de blancas palomas”. En realidad, don Teodoro no hace otra cosa que repetir el
discurso de la dictadura y la derecha para referirse a las víctimas de crímenes
de lesa humanidad, un discurso justificatorio y cobarde que trataba de decir
“algo habrán hecho”. Al igual que antes, lo que don Teodoro trata de poner en
evidencia es que más allá del Estado de derecho, la democracia y esos cuentos,
hay gente que merece las balas y la cárcel. Trata de decir que en este pais las
reglas las ponen ellos, los propietarios, autodenominados gente de bien, que la
vida en sociedad se rige por una combinación adecuada de garrote y zanahoria
según el momento histórico: a veces toca más garrote , a veces más zanahoria,
según la insolencia de los nacidos para obedecer. Don Teodoro nos anuncia que
no dudarían en usar el garrote. Estamos advertidos.
Sepa en todo caso don Teodoro,
que las palomas también cagan, no vaya a ser cosa que le manchen el terno.
Desde alguna cárcel de $hile
-Edmundo Dantés-