Recientemente, me he enterado de la detención del compañero Massimo Passamni en Italia, pero, por desgracia, no tengo mucha información al respecto. También he sabido del arresto domiciliario de otra compañera italiana, Daniela Battisti. De igual modo, les envió toda mi solidaridad: Ai Ferri Corti Con La Vita!
Sin embargo, pese a todas las hostilidades contra nuestr@s herman@s en el mundo, hay algo que me ha alegrado muchísimo: la carta pública de nuestro querido compañero Braulio Duran. Ha sido muy grato leerle y saber que aun en las condiciones de no vida en las que se encuentra se mantiene íntegro y reivindica a viva voz sus convicciones como vegano y XE. Desde el Conspiración Ácrata, siempre mantuvimos (y se mantienen) la solidaridad y el apoyo total al compañero Braulio y como individuos divers@s también mostramos siempre una enorme complicidad con sus posiciones. Aun estando encerrado continúo expresando mi apoyo y mi solidaridad con Braulio, sin importar que nunca nos vimos frente a frente ni nos estrechamos la mano, de igual forma hemos compartido ideas y coincidencias, particularmente con su accionar contundente contra las estructuras de dominio. Por eso insisto que me da mucho gusto que comience a comunicarse públicamente, ojala lo haga más a menudo, pues para un prisionero anarquista es muy importante mantener la comunicación.
La cárcel, los “accidentes”, la muerte, la represión, la vida “en fuga”, nada de eso ha podido ni podrá pararnos. Desde 1887, cuando en los Estados Unidos los mass media al servicio del Estado-capital, clamaban sangre contra los anarquistas por subvertir el orden democrático, hasta hoy en día en Chile, donde los medios de alienación masiva hacen las labores de policía al investigar y exhibir a nuestr@s compañer@s en lucha; una constante continúa manteniéndose a pesar de todas las adversidades: la lucha incorruptible contra el Poder. Personas que luchan con todos los medios a su alcance por destruir las estructuras físicas y las relaciones de dominación, compañer@s de lucha dispuest@s a no dar un paso atrás. Aún cuando hemos caído nos levantamos una y otra vez y, con toda firmeza, continuamos nuestro andar por el sendero de la guerra cotidiana contra el Poder. El camino por la libertad total.
Como individualidad anarquista, aun estando prisionero en las mazmorras del Estado democrático, continúo en guerra cotidiana y en la medida de lo posible, aunque sea sólo con la palabra, busco la manera de contribuir al proceso de destrucción del sistema de dominación a través de prácticas consecuentes y relaciones informales que nos permitan materializar nuestra lucha. Trato de contribuir, desde las limitaciones del encierro, en el proceso de destrucción de los valores del sistema, en la destrucción de las estructuras físicas que sustentan el capitalismo tecnológico; intento contribuir al proceso de destrucción de las relaciones de poder sobre las cuales se sustenta la sociedad haciendo funcionar la maquinaria de dominación.
Yo no soy un preso político, soy un prisionero anarquista que me encuentro en duelo a muerte con todo lo existente, en conflicto y cuestionamiento permanente con el sistema de dominación y el modo de vida que nos impone. Rechazando sus valores y prácticas, negando sus relaciones de poder, su el lenguaje y su domesticación. Mucho menos acepto la resignación que el cristianismo o el catolicismo nos impone para que no hagamos frente a la opresión. La religión, es el mejor camino para la sumisión, la resignación y la ignorancia. Pese a ello, aquí muchos pobres de espíritu y de mente se mantienen aferrados a la religión para soportar el encierro, cargando doblemente sus cadenas. La religión en la cárcel es el medio por excelencia para neutralizar y catalizar todas las posibilidades de conflicto.
Por último, quisiera aclarar algunos detalles sobre mi penúltima carta, ya que me han llegado algunos comentarios en referencia a esta necesaria clarificación. Me refiero específicamente al párrafo donde abordo lo relacionado al narcotráfico. Es cierto que tocar un tema como ese tan a la ligera, utilizando un lenguaje que, en regla general, es ajeno a nuestras perspectivas puede crear múltiples confusiones; en este sentido, debo dejar en claro que mi declaración en torno al tema corresponde a un contexto muy particular, más de la mano de un escenario defensivo frente a las intentonas de los medios de alienación que insisten en relacionarme con grupos del llamado “crimen organizado” vinculados a las luchas intestinas de los grupos de poder y del narco. Mi intención nunca fue posicionarme en el marco del discurso izquierdista-reformista-populista. Aunque, evidentemente, reconozco que bajo la pantomima de esta guerra entre carteles y/o gobierno-cárteles, se lleva a cabo una guerra de bajo perfil contra otras luchas que se oponen al gobierno. Por consiguiente, el hecho de haber abordado cierto tema tampoco se trató de un intento por “caer bien” o “buscar el apoyo” de los sectores izquierdistas. He de subrayar que yo no carezco de apoyos y me basta con la solidaridad de quienes lo hacen. Me basta con la honesta solidaridad de mis afines y de tod@s aquell@s que se quieran sumar desinteresadamente a apoyarme en la situación en que me encuentro. El único compromiso que albergo y bajo el único manto que me cobijo es la tendencia insurreccional anárquica y considero que en pasadas cartas he tratado de explicar lo que esto significa para mí. No estimo que al tocar otros temas que de cierta manera también nos incumben, contradiga mis ideas y mis posiciones ni mi manera de vivir la Anarquía. Yo no lucho por un “buen gobierno” ni por una sociedad mejor, como tampoco lucho por reformas ni por leyes “revolucionarias”, menos aún abogo por la “abolición” de las cárceles ni la conmutación de ciertas leyes contra el terrorismo. Ni me manifiesto por un capitalismo más humano ni por la equitativa repartición de la riqueza. Yo lucho por la destrucción total y absoluta del sistema de dominación y todo lo que representa la existencia del mismo: sociedad, valores, moral, cárceles, leyes, sexismo, tecnología, etc. Yo lucho por una vida libre, plena y sin autoridad. Esto no es una utopía, esa destrucción-construcción a la que apelo es posible y necesaria en el presente, aquí y ahora.
Vivimos en una sociedad que a cada instante nos muestra sus contradicciones y su vomitiva “paz social” es una de ellas. La social democracia, la izquierda-derecha del capital, nos impone una vida vacía, sin pasión, obligándonos a vivir una no vida de consumismo, conformismo e ignorancia, ofreciéndonos una aparente comodidad inexistente donde una tele vale más que un te quiero, en el que un te quiero se convierte en producto de mercado, en el cual una “chingadera” material adquiere más importancia y expresividad que el placer que nos provoca pasar buenos momentos con un amig@, con un compañer@. Una sociedad donde tu dignidad es comprada con un viernes de cine gratis, con los descuentos del super mercado, donde el ciudadano se vende por una mísera limosna que llaman sueldo aceptando conscientemente su propia esclavitud, no merece otra cosa que su destrucción absoluta.
Pero en su armónico orden hay incluidos, excluidos y auto-excluidos. Y, precisamente, son est@s últim@s quienes frente a la cotidianidad de la vida gris y perturbada que impone el sistema, más que lamentarse, rechazan con toda su rabia esta falsa ilusión de comodidad que nos otorgan , traduciendo sus vidas en una constante propaganda de lucha, lanzándose a la batalla dispuest@s a no descansar hasta no ver convertida en ruinas esta sociedad de oprobios. Son ell@s l@s que llevan en sus corazones un mundo libre y sin autoridad.
¡Todo mi apoyo a la jornada de agitación y solidaridad con l@s presos anarquistas del 21 al 30 de septiembre del 2012!
Con todos los medios necesarios, por la destrucción total del sistema de dominación.
Sin siglas ni dirigentes
Guerra social en todos los frentes
Mario Antonio López Hernández,
Prisionero Anarquista.
Centro de Observación, Clasificación y Humillación (COC-H) del Reclusorio Preventivo Sur,
México DF., 22 de septiembre de 2012