Termina
otra jornada más de elecciones municipales en Chile. Algunos sonríen
por haber triunfado en las urnas, otros silenciosos perdedores no
aparecen sino para entregar apoyo a su contrincante ganador, y otros,
han demostrado con su abstención no compartir la forma en la que se esta
desarrollando la política en Chile.
Sin embargo, fácil sería adherirse al discurso positivista de algunos sectores sociales, principalmente estudiantiles que luchan por reformar la educación en Chile, quienes señalan que el “pueblo chileno” (como si fuese uno y unificado en una idea) se ha sumado al llamado a no votar en estas elecciones y avanza hacia la construcción de alternativas distintas a las actuales. Fácil y un tanto miope ya que se debe tomar en cuenta que para las últimas elecciones presidenciales participaron 8 millones de personas, y en las pasadas municipales no fueron más de 5 millones. Por lo tanto la cifra de votantes aumentó casi en 100 mil votantes, la diferencia es que el padrón electoral esta vez fue más amplio debido a la inscripción automática. Tampoco digo que está todo bien; la mitad del país en las presidenciales y más de la mitad en las municipales ha preferido marginarse de los procesos eleccionarios. No hay interés en elegir a los próximos líderes. ¿Será que estamos reconociendo nuestra condición de esclavos del trabajo, de la escuela, de la religión y del capital; y se gesta en las periferias algún tipo de revolución que permitirá emanciparnos?, claro que no.
La gente no vota no porque quiera derrumbar el estado ni mucho menos el modelo neoliberal. Lo que ocurre en países extremadamente liberales como Chile, es que el poder del estado se subordina al del mercado, por lo tanto éste pasa a tener menos relevancia; entonces votar por uno u otro líder político no tendría grandes repercusiones en la sociedad, ya que es el mercado quien regula las políticas a seguir y no al revés. Así entonces surge la “flojera” o comodidad de no ir a votar. Se tiene la seguridad de que el sistema se mantendrá y de que solo con trabajo asalariado y educación establecida se puede velar por el bienestar.
Distinto sería que existieran dentro del sistema electoral, alternativas que fuesen una amenaza real a la “comodidad” cotidiana de la población otorgada por los productos que ofrece el capitalismo y al poder del estado, desterrando de raíz el sistema neoliberal, los métodos de reproducción de la dominación, el control social y proponiendo formas de organización horizontales, en base a la colaboración y el apoyo mutuo. De seguro que en este caso saldrían todos de sus hogares a votar por cualquier candidato (desde ultra derecha hasta el más “independiente”) con tal de no ver amenazada la paz social que se ha impuesto y a la que nos tienen acostumbrados. ..Claro está que nadie que proponga tan nobles valores se presentaría a tan despreciable acto como lo es candidatearse para gobernar y decidir sobre otros.
A pesar de esto, existen muchos jóvenes inocentes pertenecientes a partidos pequeños o plataformas estudiantiles (que hoy en día poseen la mayoría de las Federaciones) que confiados en la supuesta independencia de algunos de sus líderes del movimiento estudiantil, se suman a sus discursos quizás sin tener claro hacia dónde apuntan, con qué objetivos, de qué forma y cuáles son los cimientos ideológicos que estos tienen. Como sucedió durante los movimientos del 2006 y de 2011, casi era un crimen no apoyar a los estudiantes, sin embargo después del climax de estos su cantidad de adherentes decae, no así el ego y las ansias de poder de quienes estuvieron a la cabeza de estos procesos, quienes como podemos apreciar hoy, recién finalizadas las elecciones municipales, ya plantean el universo de no votantes como una oportunidad para ellos poder concretar sus proyectos dentro de la institucionalidad.
El discurso para lograr sus objetivos en el poder es conocido; “que se construya un movimiento desde abajo hacia arriba”, “que es necesario que todos los trabajadores (excluyendo los trabajadores intelectuales) estén unidos por los mismos fines”, “que la educación debe ser gratuita y no de mercado” y todo lo que se ha visto muchas veces a lo largo de la historia.
Es un bonito discurso para una dueña de casa, claro, todo lo relacionado a mejores condiciones económicas llama la atención y causa simpatía, sin embargo no se puede negar que tras este discurso replicado una y otra vez sin ninguna modificación existen expertos en propaganda que tienen claro hacia donde quieren llegar, y que es necesario que la mayor cantidad de personas se sume a su proyecto para en cualquier momento sorprender y convertirse en semidioses dentro de la sociedad (tales como Stalin, Mao y Lenin, o de forma mas somera pero en la misma línea, como Allende).
Entonces, no queda claro jamás (de forma premeditada por quienes elaboran los discursos) si los estudiantes no participaron del sistema electoral porque no creen en la representatividad y en las formas de organización verticales o si es que no quisieron sumarse por no tener candidatos aún, lo cual sería una contradicción enorme luego de tal campaña anti-elecciones.
Como dijo el viejo cantautor Chicho Sánchez “Quien esta contra las elecciones y no contra la autoridad se esta engañando…”. Es totalmente distinto el llamado que desde 1800 están haciendo los grupos libertarios a no votar para construir una nueva sociedad con distintos valores y formas de organización solidarias, libres de prisiones físicas y mentales, al llamado hecho este año por sectores estudiantiles quienes desde ya se preparan para lograr ser una alternativa dentro de las urnas y de distintas instancias donde se valida el sistema actual, para así “transformarlo desde dentro”.
De seguro que cuando se presenten a las urnas ahí estarán en un rincón los mismos de siempre llamando a no votar, otra vez solos, con sus típicas banderas negras hechas de trapo, rabia y dignidad… mientras que desde la otra trinchera estarán los traidores de siempre, los “revolucionarios” de momento, sometidos todos bajo el esquema de una organización que aniquila al individuo, ahí estarán con su verdadero rostro, ansiando poder muchos estudiantes que hoy producen discursos críticos de los partidos que en lo inmediato no los representan, y más aun, posiblemente tratando de contrarevolucionarios o de hacerle el trabajo a la derecha a los que se han mantenido siempre críticos a la explotación, el poder, la subordinación y a los falsos críticos del sistema que se han encargado de perpetuar la dominación.
Sin embargo, fácil sería adherirse al discurso positivista de algunos sectores sociales, principalmente estudiantiles que luchan por reformar la educación en Chile, quienes señalan que el “pueblo chileno” (como si fuese uno y unificado en una idea) se ha sumado al llamado a no votar en estas elecciones y avanza hacia la construcción de alternativas distintas a las actuales. Fácil y un tanto miope ya que se debe tomar en cuenta que para las últimas elecciones presidenciales participaron 8 millones de personas, y en las pasadas municipales no fueron más de 5 millones. Por lo tanto la cifra de votantes aumentó casi en 100 mil votantes, la diferencia es que el padrón electoral esta vez fue más amplio debido a la inscripción automática. Tampoco digo que está todo bien; la mitad del país en las presidenciales y más de la mitad en las municipales ha preferido marginarse de los procesos eleccionarios. No hay interés en elegir a los próximos líderes. ¿Será que estamos reconociendo nuestra condición de esclavos del trabajo, de la escuela, de la religión y del capital; y se gesta en las periferias algún tipo de revolución que permitirá emanciparnos?, claro que no.
La gente no vota no porque quiera derrumbar el estado ni mucho menos el modelo neoliberal. Lo que ocurre en países extremadamente liberales como Chile, es que el poder del estado se subordina al del mercado, por lo tanto éste pasa a tener menos relevancia; entonces votar por uno u otro líder político no tendría grandes repercusiones en la sociedad, ya que es el mercado quien regula las políticas a seguir y no al revés. Así entonces surge la “flojera” o comodidad de no ir a votar. Se tiene la seguridad de que el sistema se mantendrá y de que solo con trabajo asalariado y educación establecida se puede velar por el bienestar.
Distinto sería que existieran dentro del sistema electoral, alternativas que fuesen una amenaza real a la “comodidad” cotidiana de la población otorgada por los productos que ofrece el capitalismo y al poder del estado, desterrando de raíz el sistema neoliberal, los métodos de reproducción de la dominación, el control social y proponiendo formas de organización horizontales, en base a la colaboración y el apoyo mutuo. De seguro que en este caso saldrían todos de sus hogares a votar por cualquier candidato (desde ultra derecha hasta el más “independiente”) con tal de no ver amenazada la paz social que se ha impuesto y a la que nos tienen acostumbrados. ..Claro está que nadie que proponga tan nobles valores se presentaría a tan despreciable acto como lo es candidatearse para gobernar y decidir sobre otros.
A pesar de esto, existen muchos jóvenes inocentes pertenecientes a partidos pequeños o plataformas estudiantiles (que hoy en día poseen la mayoría de las Federaciones) que confiados en la supuesta independencia de algunos de sus líderes del movimiento estudiantil, se suman a sus discursos quizás sin tener claro hacia dónde apuntan, con qué objetivos, de qué forma y cuáles son los cimientos ideológicos que estos tienen. Como sucedió durante los movimientos del 2006 y de 2011, casi era un crimen no apoyar a los estudiantes, sin embargo después del climax de estos su cantidad de adherentes decae, no así el ego y las ansias de poder de quienes estuvieron a la cabeza de estos procesos, quienes como podemos apreciar hoy, recién finalizadas las elecciones municipales, ya plantean el universo de no votantes como una oportunidad para ellos poder concretar sus proyectos dentro de la institucionalidad.
El discurso para lograr sus objetivos en el poder es conocido; “que se construya un movimiento desde abajo hacia arriba”, “que es necesario que todos los trabajadores (excluyendo los trabajadores intelectuales) estén unidos por los mismos fines”, “que la educación debe ser gratuita y no de mercado” y todo lo que se ha visto muchas veces a lo largo de la historia.
Es un bonito discurso para una dueña de casa, claro, todo lo relacionado a mejores condiciones económicas llama la atención y causa simpatía, sin embargo no se puede negar que tras este discurso replicado una y otra vez sin ninguna modificación existen expertos en propaganda que tienen claro hacia donde quieren llegar, y que es necesario que la mayor cantidad de personas se sume a su proyecto para en cualquier momento sorprender y convertirse en semidioses dentro de la sociedad (tales como Stalin, Mao y Lenin, o de forma mas somera pero en la misma línea, como Allende).
Entonces, no queda claro jamás (de forma premeditada por quienes elaboran los discursos) si los estudiantes no participaron del sistema electoral porque no creen en la representatividad y en las formas de organización verticales o si es que no quisieron sumarse por no tener candidatos aún, lo cual sería una contradicción enorme luego de tal campaña anti-elecciones.
Como dijo el viejo cantautor Chicho Sánchez “Quien esta contra las elecciones y no contra la autoridad se esta engañando…”. Es totalmente distinto el llamado que desde 1800 están haciendo los grupos libertarios a no votar para construir una nueva sociedad con distintos valores y formas de organización solidarias, libres de prisiones físicas y mentales, al llamado hecho este año por sectores estudiantiles quienes desde ya se preparan para lograr ser una alternativa dentro de las urnas y de distintas instancias donde se valida el sistema actual, para así “transformarlo desde dentro”.
De seguro que cuando se presenten a las urnas ahí estarán en un rincón los mismos de siempre llamando a no votar, otra vez solos, con sus típicas banderas negras hechas de trapo, rabia y dignidad… mientras que desde la otra trinchera estarán los traidores de siempre, los “revolucionarios” de momento, sometidos todos bajo el esquema de una organización que aniquila al individuo, ahí estarán con su verdadero rostro, ansiando poder muchos estudiantes que hoy producen discursos críticos de los partidos que en lo inmediato no los representan, y más aun, posiblemente tratando de contrarevolucionarios o de hacerle el trabajo a la derecha a los que se han mantenido siempre críticos a la explotación, el poder, la subordinación y a los falsos críticos del sistema que se han encargado de perpetuar la dominación.
QUE VIVA LA ANARQUÍA!
Escrito por Indómitas Reflexiones.
Periódico anarquista El Amanecer
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